Kiev / Sumy. Rusia afirmó este lunes que su devastador ataque con misiles balísticos contra la ciudad ucraniana de Sumy, que dejó al menos 34 muertos y 119 heridos, tenía como objetivo una reunión de altos mandos militares ucranianos. Sin embargo, las autoridades ucranianas y varios líderes europeos calificaron el bombardeo como un crimen de guerra, ya que impactó en una zona densamente poblada en pleno Domingo de Ramos.
De acuerdo con los funcionarios ucranianos, dos misiles balísticos impactaron la mañana del domingo en el corazón de Sumy, una ciudad situada a solo 30 kilómetros de la frontera con Rusia, justo cuando ciudadanos se congregaban para celebraciones religiosas.
Entre las víctimas se encuentran dos niños, y decenas de edificios, incluidos centros educativos y estructuras civiles, resultaron severamente dañados. Este ha sido el segundo ataque de gran escala contra civiles en poco más de una semana, tras el bombardeo en Kryvyi Rih, ciudad natal del presidente Volodímir Zelenski, ocurrido el 4 de abril.
El Kremlin, a través de su portavoz Dmitry Peskov, defendió el ataque, asegurando que el ejército ruso “solo ataca objetivos militares”. El Ministerio de Defensa ruso alegó que la ofensiva apuntaba a una reunión de comandantes ucranianos, y que más de 60 soldados habrían muerto. No obstante, Rusia no presentó pruebas que sustenten esas afirmaciones, y Kiev acusó a Moscú de usar a civiles como escudos para encubrir sus acciones.
Reacciones internacionales
La comunidad internacional reaccionó con firmeza. El presidente ucraniano Volodímir Zelenski pidió una respuesta global contundente, exigiendo nuevas sanciones económicas contra sectores que financian el aparato militar ruso.
“Solo una presión real sobre Rusia puede detener esto”, escribió Zelenski en sus redes sociales. “Se necesita acción inmediata”.
El ministro de Exteriores de Polonia, Radek Sikorski, consideró el ataque como una burla de Rusia hacia los intentos diplomáticos de paz propuestos por Estados Unidos. Recordó que Ucrania había aceptado un alto el fuego, iniciativa promovida por el gobierno de Trump hace más de un mes.
Por su parte, la ministra de Exteriores de Finlandia, Elina Valtonen, destacó que el bombardeo se produjo pocas horas después de una visita del enviado estadounidense Steve Witkoff a San Petersburgo para reunirse con el presidente Vladímir Putin.
En tanto, el canciller lituano Kestutis Budrys denunció que Rusia utilizó bombas de racimo para atacar civiles, algo que aún no ha sido verificado de manera independiente por medios internacionales.
El ministro de Exteriores de Francia, Jean-Noël Barrot, afirmó que los hechos demuestran que Putin no tiene intención de acordar ningún cese al fuego, y pidió a la Unión Europea imponer un nuevo y severo paquete de sanciones.
Alemania también reaccionó: el designado canciller Friedrich Merz calificó el ataque como un crimen de guerra grave y volvió a exigir el envío de misiles de largo alcance Taurus a Ucrania, algo que su antecesor Olaf Scholz había rechazado.
Escalada militar:
Rusia ha intensificado sus ataques en las últimas semanas. Solo en abril ha lanzado más de 2,800 bombas aéreas, 1,400 drones kamikaze y al menos 60 misiles de diferentes tipos sobre territorio ucraniano.
La noche del domingo, además, drones explosivos rusos atacaron la ciudad portuaria de Odesa, dejando ocho personas heridas y causando daños a una instalación médica.
La fuerza aérea ucraniana informó que interceptó 40 drones Shahed, bloqueó otros 11 y continúa enfrentando una ofensiva aérea sin precedentes.