Las lluvias y temperaturas más bajas han dado un respiro a los bomberos surcoreanos en su lucha contra los devastadores incendios forestales que azotan el sureste del país. Con epicentro en la región de Gyeongsang, los incendios, que han cobrado la vida de al menos 28 personas y destruido miles de viviendas y estructuras, comenzaron hace una semana, pero ahora se encuentran controlados en un 85%, según el jefe del Servicio Forestal de Corea, Lim Sang-seop.
En el sur de Corea, las llamas han reducido vastas extensiones de terreno a cenizas, incluyendo templos antiguos y una gran parte de las montañas. El calor extremo y la velocidad del viento contribuyeron a la rápida expansión de los incendios, mientras que la escasa visibilidad dificultó las labores de los bomberos, muchos de ellos de avanzada edad, como reflejo de la población envejecida del país. Sin embargo, las lluvias recientes han mejorado las condiciones, permitiendo que los equipos de emergencia combatan las llamas más efectivamente.
Las autoridades han movilizado un ejército de 9,000 personas, 125 helicópteros y cientos de vehículos para combatir el desastre. La destrucción es significativa: más de 47,000 hectáreas de terreno han sido arrasadas, y más de 30,000 personas han tenido que abandonar sus hogares. La crisis ha puesto en evidencia la necesidad urgente de revisar las estrategias de respuesta a los incendios, especialmente en el contexto del cambio climático.
El gobernador Lee Cheol-woo de Gyeongsang del Norte pidió reformas en las estrategias de evacuación y en el equipamiento de los equipos de extinción, especialmente para combatir los incendios por la noche, cuando la visibilidad y las condiciones son aún más difíciles. Además, se ha solicitado la implementación de tecnologías más avanzadas, como aeronaves equipadas con cañones de agua, para enfrentar estos desastres en el futuro.