El presidente Donald Trump ha adoptado un enfoque agresivo en política comercial al implementar aranceles «recíprocos», una medida que podría generar incertidumbre en las empresas globales y tensiones con aliados y adversarios de Estados Unidos.
Desde la década de 1960, los aranceles han sido resultado de acuerdos multilaterales, pero Trump busca un cambio radical en la forma de negociar. Según Richard Mojica, abogado de comercio en Miller & Chevalier, esta política está «desmantelando el comercio» y forzará ajustes en todos los sectores.
Trump justifica su estrategia señalando el déficit comercial estadounidense, que ha persistido desde 1975, argumentando que otros países aplican impuestos más altos a las exportaciones de EE.UU. en comparación con las tasas impuestas por su país. Como respuesta, el mandatario ha aumentado los aranceles a China en un 20%, ha impuesto un 25% a la importación de autos y camiones, y ha elevado los gravámenes sobre acero, aluminio y ciertos productos de Canadá y México.
Los economistas advierten que los aranceles suelen trasladarse a los consumidores a través de precios más altos. Sin embargo, algunos analistas consideran que la amenaza de tarifas recíprocas podría llevar a otros países a reducir sus propios impuestos a la importación.
Christine McDaniel, exfuncionaria de comercio de EE.UU., destacó que India ya ha rebajado aranceles sobre productos como motocicletas y autos de lujo, además de incrementar la compra de energía estadounidense, lo que sugiere que la estrategia podría incentivar acuerdos favorables para EE.UU.