Hoy, 25 de septiembre, se conmemora el 61.º aniversario del derrocamiento del gobierno del profesor Juan Bosch, un acontecimiento que marcó un hito en la historia de la República Dominicana. En la madrugada de 1963, a las 2:30 a.m., y apenas siete meses después de asumir la presidencia, Bosch fue destituido por un grupo de militares liderados por el coronel Elías Wessin y Wessin.
El plan del golpe se estructuró en tres fases: primero, la detención de Bosch; segundo, la eliminación física del mandatario si era necesario; y tercero, su deportación, que culminó con su llegada a Puerto Rico en una goleta. Este derrocamiento llevó a la creación de una Junta Militar y un Triunvirato, encabezado por Emilio De los Santos, quien paradójicamente había proclamado la victoria de Bosch en las elecciones de 1962.
La nueva administración, compuesta por figuras como Ramón Tapia Espinal y Manuel Enrique Tavárez Espaillat, reveló un claro desvío de las reformas que Bosch había propuesto. Su política se alineó con los intereses de la burguesía y del empresariado tradicional, buscando mantener los privilegios de la era de Trujillo.
El argumento utilizado para justificar el golpe fue el temor a la instauración de un régimen comunista similar al de Cuba. Sin embargo, el embajador norteamericano de la época, el escritor John Bartlow Martín, subrayó que en la República Dominicana apenas existían un centenar de comunistas.
Este episodio no solo representa un momento crucial en la historia política del país, sino que también plantea preguntas sobre la democracia y los intereses que la rodean.