José Raúl Mulino se convirtió en el nuevo presidente de Panamá tras ganar las elecciones del pasado mayo. Mulino, de 65 años y conocido por su postura pro-empresa privada, enfrenta el desafío de revitalizar la economía del país, afectada por la crisis hídrica del Canal de Panamá y el cierre controvertido de la mina Cobre Panamá el año pasado.
En su discurso de investidura en la capital panameña, Mulino destacó la urgencia de reactivar la economía dolarizada del país, fuertemente dependiente de servicios y afectada por un incremento en la deuda pública durante la administración anterior. La economía panameña mostró un crecimiento del 7,3 % del PIB en 2023 y se proyecta un crecimiento más moderado de entre 2,5 % y 3,5 % para este año, impulsado en parte por el aumento en los tránsitos del Canal debido a las lluvias recientes.
Además de los retos económicos, Mulino también enfrenta la crisis migratoria en el Darién, la selva fronteriza con Colombia por donde miles de migrantes atraviesan diariamente hacia Norteamérica. Propone repatriaciones masivas y busca un acuerdo de cooperación con Estados Unidos para gestionar esta situación.
Mulino fue investido en presencia de dignatarios internacionales, incluyendo al rey de España, presidentes de países vecinos y representantes de potencias como Estados Unidos y China, subrayando la importancia de su llegada al poder en la región centroamericana.