María Corina Machado: la mujer que habló cuando todos callaban

Altanto.com.do

NELSON VALDEZ

En la historia política de América Latina hay nombres que no se pronuncian con facilidad. Algunos dividen, otros incomodan. Pero hay unos pocos que logran lo imposible: devolverles sentido a palabras gastadas como “libertad” o “dignidad”. Hoy, el mundo reconoce a uno de esos nombres —María Corina Machado— con el Premio Nobel de la Paz 2025, y con ello, también, salda una deuda con todos los que han resistido la oscuridad desde dentro de Venezuela.

Machado no ha sido una política en el sentido rutinario del término, ha sido más bien, un acto de resistencia humana, durante años se enfrentó a la maquinaria del miedo, a la censura, al descrédito, al destierro moral de quien se atreve a desafiar un poder que confunde gobierno con eternidad y sin embargo permaneció. No desde la ira, sino desde una convicción que parecía ajena a su tiempo, la creencia en la verdad como forma de servicio.


Si algo distingue a esta mujer es su negativa a dejar que el miedo defina la vida pública, hay en su historia una sequedad castellana, esa sobriedad que no necesita alardes y también una ironía luminosa, la del que entiende que el coraje no es una virtud heroica sino una obligación moral. En un continente acostumbrado a las promesas rotas Maria Corina representa la terquedad ética de quien decide que rendirse sería también una forma de corrupción.

El Nobel que hoy lleva su nombre no es un gesto de simpatía: es un acto de reconocimiento a la persistencia, su país extenuado por la pobreza, la censura y la diáspora, ve en ella no un milagro, sino un espejo, la prueba de que el poder más implacable sigue siendo el de una conciencia que no se compra.

El mundo, tantas veces distraído, ha vuelto la mirada hacia Venezuela y esa mirada tiene ahora un rostro, una voz, una mujer. María Corina Machado no ha ganado la paz como quien recibe un premio; la ha conquistado como quien sobrevive a una guerra sin disparar una sola bala. Quizás por eso, cuando algún día la historia se reescriba sin miedo, su nombre no figurará entre los que simplemente gobernaron, sino entre los que defendieron la dignidad humana cuando hacerlo parecía imposible.

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