Ante la creciente preocupación por el impacto negativo que la prostitución y el abuso infantil están teniendo en Sosúa, se está considerando una medida radical para recuperar el equilibrio económico y social en la zona. La propuesta es establecer una “zona regulada” en el norte del municipio, diseñada para concentrar y controlar las actividades relacionadas con el trabajo sexual, con el objetivo de minimizar su impacto en el resto de la comunidad.
David Ferreiras Jiménez, presidente de la Asociación de Desarrollo Sostenible de Sosúa (ADSS), ha destacado la necesidad de esta medida en el contexto de una inversión significativa en Punta Bergantín y la asignación de 600 millones de pesos para la renovación de la playa principal de la región. Jiménez subraya que es fundamental proteger este destino turístico de los efectos perjudiciales que ha traído la proliferación de la prostitución, que ha llevado al cierre de numerosos restaurantes y hoteles.
La crisis económica en Sosúa, exacerbada por la presencia de trabajadoras sexuales en la calle Pedro Clisante, principal arteria comercial del municipio, ha llevado a un desplome en la actividad empresarial. Según Jiménez, más del noventa por ciento de los negocios en esta vía se han visto afectados por la invasión de trabajadoras sexuales, que operan tanto de manera abierta como discreta, a menudo con intermediarios que las promueven al mejor postor.
El presidente de ADSS critica la falta de acción de los gobiernos pasados y describe la situación actual como una “crisis de identidad” para Sosúa, un destino turístico que alguna vez fue próspero. Expresa su frustración al ver que la prostitución es la primera referencia en las búsquedas en línea relacionadas con Sosúa, lo que contribuye a una imagen negativa que desalienta a los visitantes y afecta a la economía local.
Esta propuesta de crear una zona regulada busca no solo controlar la prostitución, sino también revitalizar el área afectada y restaurar la reputación de Sosúa como un destino turístico atractivo y seguro.