En medio de las devastadoras inundaciones que azotan el sur de Brasil, los cuerpos de salvamento han rescatado a varias personas con hipotermia, refugiadas en sus hogares inundados en la ciudad de Porto Alegre. La ciudad ha estado sumergida en agua por casi dos semanas, agravada por las constantes lluvias y la falta de electricidad.
Las temperaturas han caído a mínimos de 9 grados centígrados, complicando la situación para los residentes de los barrios sin electricidad ni calefacción. El municipio de Canoas, uno de los más afectados por la histórica crecida del río Guaíba, tiene alrededor de 70,000 viviendas rodeadas y sumergidas por el agua.
Los rescatistas navegan en lanchas por lo que antes eran calles, ahora convertidas en ríos de agua gélida. Buscan a personas que se resisten a evacuar sus casas a pesar de que el nivel del agua ha subido nuevamente en los últimos días, alcanzando la altura de las señales de tráfico.
Carlos Fortunato, de más de 50 años, fue rescatado con hipotermia mientras se acurrucaba en el tejado de su casa en el barrio Matias Velho de Canoas. Vestía solo una chaqueta fina, temblando de frío y casi inconsciente. Los rescatistas le proporcionaron los primeros auxilios antes de trasladarlo al hospital.
Beatriz Repieri, una médica voluntaria de São Paulo, comentó a EFE que las emergencias médicas han aumentado porque muchos residentes intentan quedarse en sus casas por temor a los saqueos. Uno de los hombres rescatados había permanecido en su hogar con una pierna rota durante cinco días antes de ceder a la hipotermia y la deshidratación, y aceptar ser evacuado.
La situación sigue siendo crítica mientras los equipos de rescate continúan trabajando incansablemente para salvar vidas en medio de esta catástrofe natural.