Luego de la destitución de Miguel Mejía por el presidente Luis Abinader por dar declaraciones sobre la “gira” del líder opositor venezolano, Edmundo González Urrutia, y el recibimiento que le dio el Gobierno dominicano en el Palacio Nacional. Mejía asistió a la toma de posesión de Maduro y durante las declaraciones de éste destacó a Mejía, calificándolo como “un hijo de Francisco Caamaño”, un gran hombre de honor y valentía dominicano, líder de la izquierda unida.
La postura de Mejía, quien estuvo presente en un evento clave para el mandatario venezolano, generó críticas tanto a nivel nacional como internacional, especialmente debido a su vinculación con el legado de Caamaño, una figura clave en la lucha contra la dictadura de Trujillo y defensor de ideales de justicia social. El gesto de Maduro, exaltando su figura, fue interpretado como un respaldo a la postura de Mejía sobre la situación política en Venezuela, lo que llevó a la decisión del presidente Abinader de apartarlo de su cargo en el gobierno.
La destitución de Mejía refleja un giro importante en la política interna del país, en un contexto donde las relaciones diplomáticas con Venezuela continúan siendo un tema delicado para el gobierno dominicano.