Humberto Salazar
La historia de la muerte de la niña Stephora Anne-Mircie Joseph, una estudiante de 11 años de edad en Santiago, fallecida hace hoy 11 días y aún no ha podido ser sepultada, es un doloroso ejemplo del trato inhumano que reciben los migrantes tanto aquí como en diversas partes del mundo, cuyo único delito es ser diferentes.
Esta niña, hija única de dos nacionales haitianos que viven en la ciudad de Santiago, era alumna meritoria del colegio Da Vinci, el que organizó una actividad en la Hacienda Los Caballos de Gurabo para sus alumnos destacados, y ahi termina su historia en el mundo de los vivos, pues la próxima noticia que se tuvo de ella es toda una maraña de confusión.
Demasiadas cosas sin explicar, una llamada a la madre de parte de una persona del colegio para decirle que la niña estaba vomitando, su presencia frente al lugar donde se estaba realizando la actividad impidiendo su ingreso y hacerla esperar más de 4 horas, e informale al cabo de ese tiempo que su hija está muerta.
Ausencia total de explicación, una reunión de información, ver las caras de los profesores o propietarios del colegio, que es lo mínimo que la racionalidad y responsabilidad aconseja, para que los padres cuenten con una información de primera mano de lo ocurrido, antes que eso pareciera que se prefiere la ausencia sospechosa de toda autoridad.
Segun la familia, ningún profesor o directivo del colegio dió la cara o los acompañó, antes bien, se ausentaron del lugar de los hechos dejando todo el trámite de levantamiento del cadáver a las autoridades, y nunca dieron la cara a los padres como si la niña no fuera de su responsabilidad exclusiva, pues era el colegio Da Vinci el organizador de la actividad.
Antes que los profesores o dueños del centro de estudios, lo que hicieron fue enviar a uno de sus abogados para en el lugar de los hechos hablar con los padres, el fin es claro, intentar huir de la responsabilidad que les corresponde y que por humanidad debían asumir, esto es inaudito, a ese grado de deshumanizacion hemos llegado.
A unos padres que sufren y requieren una mínima explicación por la muerte de su UNICA hija, usted que organizó una actividad social más que escolar, y por lo tanto es responsable de cualquier cosa que pase durante ese tiempo, le envia un abogado como si quisiera cubrirse de un delito.
La madre es quien mejor describe lo ocurrido: «nuestra hija fue confiada a su cuidado. Fue un premio lo que la llevo a esa actividad. Lo que recibimos fue una tragedia y un silencio doloroso, injustificable y deshumano», dice la madre y resume una gran verdad.
A estas horas, después de 12 días el cuerpo de Stephora permanece congelado a la espera de una necropsia, sus padres no han recibido ninguna explicación y solo existe un certificado medico preliminar levantado por el medico legista que diagnóstica muerte por axfisia por inmersión, es decir, la niña probablemente se ahoga en la piscina sin que aparentemente nadie se haya dado cuenta.
Claro, esto parece solo una historia familiar tragica, que le pasó a una familia haitiana residente en el país, no habrá manifestaciones ni reclamos para que se aclare, y es que son solo unos haitianos que viven en el país, quienes después de intentar poner una denuncia en Santiago y no ser recibida, apelaron a la procuraduría en la capital, a ese grado de exclusion llegamos algunos.
Dice la Biblia que en el juicio final Dios pondrá a los salvos a un lado y los invitará a entrar al cielo, la razón que da cuando le preguntan porque a ellos, es su buen corazón para ayudar a los desvalidos y pobres: «tuve sed y me diste de beber, tuve hambre y me diste de comer, estuve desnudo y me cubrirse».
Entonces le pregutaron cuando sucedió eso que no se dieron cuenta , y les dijo: «En verdad les digo, que en cuanto lo hiciste a uno de estos hermanos míos, aún a los más pequeños, a mí lo hiciste».
