Los líderes mundiales se reunieron en las Naciones Unidas (ONU) para debatir los pasos a seguir en los esfuerzos por controlar la creciente violencia en Haití, un país asolado por las pandillas desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021. A pesar de la intervención de una fuerza de seguridad respaldada por la ONU, compuesta por 400 policías de Kenia y una veintena de agentes jamaicanos, los avances para frenar la violencia han sido limitados, lo que ha generado desesperanza en la población haitiana sobre la efectividad de una solución internacional.
Los mandatarios discutieron las complejidades de restaurar el orden en la nación caribeña, que sigue sufriendo las consecuencias del control de las pandillas sobre grandes áreas del país, afectando gravemente la seguridad y la vida diaria de los haitianos.