NI UN VOTO MAS

Altanto.com.do


Nelson Valdez


Cambiar un gobierno corrupto no es victoria si lo que aguarda en la esquina es otra maquinaria de vicios. La alternancia, tantas veces celebrada como remedio democrático, puede ser solo el mismo vino agrio servido en una copa distinta. La experiencia amarga que vivimos hoy debería bastar para recordarnos que el voto no es limosna, no es regalo, no es concesión ingenua: es un contrato. Y los contratos, cuando se incumplen, generan no solo desengaño, sino rabia cívica.


El ciudadano, que ha visto desfilar nepotismos de apellido largo, negligencias con uniforme oficial y desfalcos disfrazados de obra pública, ya no tiene margen para la fe ciega. La confianza se gana, no se implora. Y en estas tierras donde cada gobierno promete refundar la nación y termina refundiéndola en la impunidad, la precaución se vuelve deber. De cara a las elecciones del 2028, no podemos seguir regalando cheques en blanco.


Quien aspire al poder debe presentar un proyecto de nación claro, verificable, con compromisos que no sean retórica hueca sino cláusulas contra la corrupción, la mediocridad y el abuso de poder. Queremos certezas, no espejismos. Queremos un
Estado que funcione como servicio, no como botín. El tiempo del autoengaño terminó. El voto que se otorga sin garantías es un voto
suicida. No habrá más tolerancia para la negligencia ni aplauso para la incompetencia. Que lo sepan todos los que sueñan con gobernar: el pueblo no olvidará el despojo ni repetirá la ingenuidad. El poder es préstamo, y se devuelve con
resultados, con dignidad, con limpieza. Todo lo demás será estafa.

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