Miles de familias de diversas nacionalidades permanecen en las playas de Necoclí, Colombia, enfrentando condiciones extremas. Venezolanos, peruanos, haitianos, chinos y afganos, entre otros, aguardan la oportunidad de abordar una lancha que los lleve a través del Golfo de Urabá, con la selva del Darién como próximo desafío en su ruta hacia Estados Unidos. La escasez de lanchas y recursos económicos retrasa su partida, sumiéndolos en la incertidumbre.
Entre ellos, Rose Mary y Jean Carlos, una pareja venezolana con sus mellizos y su perrita, luchan por sobrevivir mientras venden café en la playa. La crisis migratoria ha escalado, con un notable aumento en el número de personas que cruzan esta frontera. En 2023, la cifra casi duplicó la del año anterior, revelando la magnitud de este fenómeno y las duras realidades que enfrentan los migrantes en su travesía.
La situación se agravó con la suspensión temporal de las operaciones de lanchas, exacerbando las ya difíciles condiciones de vida en las playas. La esperanza se renueva con la reanudación de los viajes, aunque la travesía por el Darién promete ser peligrosa. Mientras tanto, la solidaridad entre los migrantes forja una comunidad resiliente frente a la adversidad, demostrando su determinación por alcanzar un futuro mejor.
