En un caso que pone en vilo la seguridad de los altos mandos del gobierno venezolano, el capitán de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), jefe de seguridad de Diosdado Cabello, fue hallado sin vida dentro de un vehículo en el distribuidor La Castellana, en Caracas. El cuerpo del joven oficial, de tan solo 27 años, presentaba múltiples impactos de bala, lo que apunta a un ataque directo.
El automóvil, un Chery Orinoco blanco, estaba estacionado en la autopista con la puerta del copiloto abierta, una escena que ha generado especulaciones sobre las circunstancias del crimen. Fuentes señalan que el oficial había concluido su jornada laboral al momento del incidente, pero el motivo del ataque sigue siendo un misterio.
El asesinato no solo resalta por la violencia con la que fue ejecutado, sino por la relevancia del oficial en la estructura de seguridad del vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, uno de los principales líderes del chavismo y una figura clave en el gobierno de Nicolás Maduro. La cercanía de Tarazona a Cabello ha desatado interrogantes sobre posibles móviles políticos o personales detrás del crimen.
El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) ya inició las indagaciones, recolectando evidencias en el lugar del hecho y trasladando el cuerpo a la morgue de Bello Monte. Hasta el momento, no se han identificado sospechosos ni se han revelado pistas sobre los responsables.
Este asesinato no solo sacude a la esfera política del país, sino que también pone en evidencia la creciente inseguridad, incluso en los niveles más altos del gobierno. Analistas señalan que este caso podría tener implicaciones más profundas, tanto en términos de seguridad como de estabilidad política.