Los Estados Unidos al norte y Brazil al sur son las potencias indiscutibles de todo el hemisferio occidental, sin embargo ese liderazgo se tambalea por problemáticas neurálgicas que atacan la estabilidad de estas potencias.
En Estados Unidos tenemos a Donald J. Trump, un ex-presidente investigado por el incidente del 6 de enero del 2021 donde sus simpatizantes entraron a la fuerza al capitolio e irrumpieron al congreso mientras se certificaba a Joe Biden como nuevo presidente electo. Sumado a este escándalo se agregan las investigaciones hechas a Trump por la posición de documentos oficiales y clasificados confidenciales en lugares privados, su casa de Mar-a-Lago, Florida.
Cómo suma a los males del liderazgo norteamericano se agrega que también Joe Biden, actual presidente, ha sido sujeto de investigación por posesión de confidenciales en lugares privados, este en su casa privada de Delaware. A todo esto sumamos la lista de desaciertos físicos y aparentemente funcionales del líder de esa gran nación.
En Brazil, por otra parte, el 8 de enero del 2023 y en su capital Brasilia miles de oponentes al izquierdista Luis Ignacio Lula DaSilva se manifestaron frente al congreso, alegando fraude y resaltando su fervor anti-comunista.
La gran coincidencia es que mientras Lula se juramentaba presidente en Brazil, Jair Bolsonaro, el derrotado contrincante de derecha ya estaba en la Florida, específicamente en Mar-a-Lago, donde según reportes fue a consultar con su ex-homólogo porque al igual que Trump Jair Bolsonaro se verá frente a desafíos con la justicia de su país y con la oposición al mando.
Al resto del mundo nos queda solo esperar a ver el desarrollo de la geopolítica de occidente mientras toma su curso.